Mi triste alegría ( poesía desarraigada)
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No me pueden prohibir, que deposite
en ella, la esperanza y el anhelo
de ser feliz, no quiero este modelo
en mi pesar, por más que en el habite.
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Si la ocasión incluso lo permite
meteré su estupor en un pañuelo,
para luego soltarla a ras de suelo
y sentir el efecto que transmite.
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Se que vive, la noto muy cercana
a mi, calla y procura no hacer ruido.
para no ser las risas de cualquiera.
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Aunque intenten cambiar su fe mañana,
y a su gracia le den otro sentido
nadie puede prohibirme que la quiera.
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