Dejé
atrás al cobarde, vida mía,
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Dejé atrás al cobarde, vida mía,
con mi osadía, clásica y barroca,
llegué hasta los gemelos de tu boca
cuando más el instante lo quería.
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Cuando más el instante lo quería
gocé de rica miel, y no fue poca,
con el sabor que a bien ella sofoca
dejé atrás al cobarde, vida mía.
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Donde parten los besos cualquier roca,
Allí, donde hasta el cielo incluso toca
el ciego suspirar de mi porfía;
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allí, donde el placer, placer provoca,
con mi osadía clásica y barroca,
deje atrás al cobarde, vida mía.
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Fotografía y poema: Ramón Bonachí.
Soneto con la Estructura de Carilda Oliver
Labra
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