EL CENAGAL Y EL CORRUPTO ( Fabula Moral )
Un cenagal maloliente
comentaba su desdicha,
-quién me sirve malos tratos
y tan mala compañía.
-Son algunas decisiones
las que pudren tu barriga,
respondió el mirlo que estaba
en la rama de una encina.
-¡Vamos pequeño a que esperas!
¿no te bañas en mi orilla?,
¡-no!, yo lo hago en otro arroyo
que tiene las aguas limpias.
Pues acércate a mirarte
que mis aguas son tranquilas,
-¡no!, yo me miro en el cielo
tú no tienes buena pinta.
El corrupto en su conducta
es un charco de aguas turbias,
como espejo ya no sirve
sus aguas están podridas.
Ramón Bonachí… Tarragona.
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