La conciencia.
- Hurgando cual carcoma en la madera
taladro con empeño tu persona,
poder recriminarte me apasiona
y a gusto te torturo a mi manera.
.
- Porqué escucharte tanto “consejera”
me da la sensación que no ilusiona,
incluso mi paciencia te cuestiona,
pues eres a menudo puñetera.
.
Si tratas de mis actos con mi mente
metiéndome presión , ¡en consecuencia!
consigues que me sienta un delincuente.
.
- A mi me trae al pairo tu advertencia
incluso que me trates de insolente,
me gusta ser la voz de tu conciencia.
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