DEMENCIA.
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Perdida y olvidada la esperanza
me quedo solamente con lo puesto,
si puedo, un día más echare el resto
para que no se incline la balanza.
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Poca es la calderilla, y no me alcanza
para poder vivir con lo propuesto,
me pierdo en la razón y me molesto
pues este malestar sigue y avanza.
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Aunque aparenta recia la paciencia
que frágil la salud del ser humano
cuando todo su entorno se silencia.
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Todo grato fulgor de fuerte mano
se pierde, y aparece una demencia
que mata la razón tarde o temprano.
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