Despedida
.
Se fue un adiós aullándole a la ausencia
y acuchillando al día entre sus brazos;
las lágrimas pegaban arañazos
y los besos perdían transparencia.
.
Un ruido de motores, sin conciencia,
dejaba tras de si rotos los lazos
de palabras de amor que hechas pedazos ,
caían a los pies de su existencia.
.
Los gélidos vapores del culpable
y el silencio estridente del aliento
quedaban para siempre en el andén.
.
Bajo el misterio de lo más probable,
también fue abandonado el sentimiento
a los raíles de un odioso tren.
.
Fotografía y poema: Ramón Bonachí.
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Se fue un adiós aullándole a la ausencia
y acuchillando al día entre sus brazos;
las lágrimas pegaban arañazos
y los besos perdían transparencia.
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Un ruido de motores, sin conciencia,
dejaba tras de si rotos los lazos
de palabras de amor que hechas pedazos ,
caían a los pies de su existencia.
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Los gélidos vapores del culpable
y el silencio estridente del aliento
quedaban para siempre en el andén.
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Bajo el misterio de lo más probable,
también fue abandonado el sentimiento
a los raíles de un odioso tren.
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Fotografía y poema: Ramón Bonachí.
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