A Manuel Benitez Carrasco
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Llego un día la muerte con su acero,
a cobrarse lo poco que él tuviera
como el toro que nace en la pradera
y que muere en el ruedo bravo y fiero.
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Granada fue de todo, lo primero,
Granada fue su amor por dentro y fuera,
y la voz fue a la postre la heredera
fortuna, que saliera del tintero.
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Incluso en el amor, penas y toros ,
la muerte siempre estuvo en él presente,
profeta de sus risas y sus lloros .
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Fue el poeta, un rapsoda diferente,
sus recuerdos son cánticos sonoros,
sentimiento andaluz, sangre caliente.
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