Seguidores

Vistas de página en total

viernes, 29 de marzo de 2024

Copla mayor : Este vivir morir lleno de anáforas


Este vivir morir lleno de Anaforas
.
Nadie más que tú, tiene la culpa,
nadie más que tú, me quiere tanto,
nadie más que tú, me da la vida,
nadie más que tú, me está matando.
Vivo cuando me llenas de ternura,
cuando tu boca sabe y huele a fresa,
cuando el amor es dueño de mi todo,
cuando esté, te respira y se alimenta .
Pero este sinvivir que a veces siento,
este vivir morir que tanto sufro,
me impide ser aquel que siempre quise,
me impide ser “amor” tan solo tuyo.
.
Fotografía y poema : Ramón Bonachí. 

Soneto Alejandrino: En un lugar de la memoria



En un lugar de la memoria
.
Voy siguiendo las migas de pan que me has dejado
y bebiendo los días que aparecen de frente;
en este gran vacío donde vive el presente
ya no queda ni Dios, hasta él me ha olvidado.
.
Encajo los suspiros con la pena a mi lado,
sin apenas aliento calentando el ambiente,
voy buscando sonrisas tuyas entre la gente,
mas tan solo en silencio, me saluda obligado.
.
Sigue en mí la esperanza sentada en su rutina,
atando los zapatos de un instante seguro,
a la espera que el viento me susurre al oido
.
que tu amor todavía me espera en una esquina,
entre la niebla espesa de un soñado futuro
para llenar de nuevo todo el tiempo perdido.
.
Fotografía y poema Ramón bonachi.


 

Cuaderna via: El guardián de los recuerdos


El guardián de los recuerdos. (Cuaderna via)
.

Vuelvo a verte de nuevo frente al mar, olvidado,
con la imagen desnuda muy bien acomodado,
inmóvil, silencioso, sobre el acantilado,
estas sacando pecho sin nadie más al lado.
.
Guardas, guardián, recuerdos de algún dia cualquiera ,
en fotos y postales, de forma placentera;
por más que pasen años, todos a la carrera,
no te inquieta el motivo, a ti nadie te espera.
.
Un hermoso horizonte de extensa simetría
espera tu mirada cuando se acueste el día,
van y vienen los ojos buscando la bahía,
aquellos que de noche quieren tu compañía.
.
Mas siempre queda un halo de soledad herido,
pegado en cada grieta de tu talante erguido;
eres un mudo más, un souvenir querido,
mostrandole a las nubes , tu desnudo atrevido.
.
Fotografía y poema : Ramos Bonachí.

Soneto : Perdida

 


Pérdida
.
Ella mira en silencio, como huida,
escondiendo el dolor, posiblemente,
la lenta soledad la ve de frente,
suave y triste a la vez, casi sin vida.
.
Quizás en su interior este dormida,
con la mente queriendo estar ausente,
con la boca cerrando lo evidente
y una leve sonrisa dolorida.
.
Escondida en su mundo inalcanzable,
toda pregunta gélida la engulle
y deja sin respuesta sus razones.
.
Sueña, sueña con él, lo más probable,
con un ciego dulzor que va y que huye ,
de presentes y falsas ilusiones.

Fotografía y Poema Ramón Bonachí.

Soneto : Amar y estar callado


Amar y estar callado
.

Amor, amor, amor de mis amores,
quiero dejar de ser solo un secreto,
ese tener que ser siempre discreto
me llena de ansiedades y temores.
.
Amor, amor, amor, me cuesta horrores
tener el corazón en calma y quieto,
y vivo, y muero, y luego me sujeto
las ganas de romper con los pudores.
.
Bailar tras de la niebla con cuidado
de que nadie nos vea, es agonía,
es un nudo que aprieta día a día.
.
Mirar, solo mirar, y estar callado,
y entre rejas meter cualquier desliz,
me deja, amor, más triste que feliz.
.
Fotografía y poema Ramón Bonachí. 

Soneto: Quemar el aliento


Quemar el aliento
.
Mostrando la sonrisa “cual tesoro” guardada
Dafne, la bella ninfa, busca a su eterno amante;
con un ramo de anhelos , a veces exultaste,
para llenar de gozo su gran noche soñada.
.
Hasta un sinfín de estrellas alegran la velada,
cuidando su figura, cuidando su semblante,
sagrado es el motivo de ese inmortal instante
y secreto el susurro de una escena callada.
.
Quizá la luz oscura rebele su desnudo,
tan bello cual si fueran coronas de laureles,
con la sensual mirada buscando su destino .
.
El fruto de un deseo que permanece mudo,
quiere llegar al sumun de las más dulces mieles
y quemar el aliento que se siente divino.
.
Fotografía y poema Ramón Bonachí.

Soneto : Frente al espejo


Onomatopella frente al espejo
.
El tiempo es un amigo, como tú;
me miras tal si fuera un perro viejo,
posando para ti maldito espejo,
sin decir nada, sin decir ni mu.
.
Cada mañana tengo, de menú,
unos ojos hurgando en mi pellejo,
la cara negativa de un tipejo
que me hace con sus dedos tururú.
.
No importa que tu tiempo me acorrale,
que tu cara me mire como quiera
que por ser viejo no voy a llorar.
.
Y mira lo que digo: mas te vale
que siga reflejándome en tu esfera
o no tendrás ni tiempo de gritar.
.
Fotografía y Poema : Ramón Bonachí.

Soneto : La casa de la dama feliz


La casa de la dama feliz (Octavas francesas )
.
Sus ojos, dos ventanas sin cerrarse,
y la boca, una puerta diferente
que te invita a vivir en el presente
y a pintar de colores la ilusión.
El brillo que desprende su cabello
compite con el sol que he dibujado
y dispuesto a quedarse de invitado
en el lecho que lleva al corazón.
.
Sus manos, el jardín de las pasiones,
donde nacen y crecen las caricias,
como flores que llenas de delicias
anegan de perfumes el hogar.
Ideal es el cielo que imagino
con nubes de algodón sobre sus cejas,
y sus labios… sus labios rojas tejas,
donde mis besos van a descansar.
.
Fotografía y poema Ramón Bonachí

Soneto: Si miras bien


Si miras bien
.
Si miras a la rosa que florece,
verás allí tu vida, viejo anciano,
cuando cierra las puertas el verano
todo color se pierde, palidece .
.
El tiempo, con arrugas aparece
y te quema la voz, tarde o temprano,
cual rosa tal parece que es liviano
el polen en el cuerpo que envejece.
.
Los años van cayendo sin demora,
como hojas amarillas en el suelo;
todo futuro deja de existir
.
Cada instante que pasa te devora ;
en la vejez los días van con velo
y a espaldas de las ganas de vivir.
.

Fotografía y poema Ramón Bonachí.

Prosa rimada: Del uno al cien

 


Del uno al cien (Prosa)
.
El uno es el que empieza, es el primero,
hasta los quince largo es el camino;
millones de caricias en las manos
y besos, todos ellos con destino.
El quince duda mucho de un “te quiero”
y mientras se encamina hasta los veinte
se llena de razón, el muy rebelde,
y no atiende a la voz de la experiencia.
El treinta va lleno de interrogantes
y busca en los cuarenta la paciencia,
observa de reojo toda esencia
que dejó el anterior minutos antes.
El sesenta ya va de medio lado
con la mochila llena de recuerdos,
persigue a los setenta con cuidado,
pues dicen que este anda poco cuerdo.
Al ochenta lo llaman "el abuelo",
no piensa en el futuro, solo suma,
y mientras lo hace cómo tierna pluma,
da besos y caricias con anhelo.
Quizá el noventa o cien se dejen ver,
pero aquel uno que empezara un día
a llenar el casillero de alegría,
ese, no va a volver, murió al poco de nacer.
.
Fotografía y poema Ramón Bonachí.

Soneto: Con zapatos ligeros


.

Com zapatos ligeros .

Los trigales parecen estar vivos,
se colocan los brotes en hilera,
la ocasión de elevarse se acelera
y aparecen los bellos adjetivos.
.
A saber los porqués y los motivos
que transporta el color en primavera,
los perfumes y aromas, donde quiera
que despierten, se vuelven exclusivos.
.
Decoradas las flores del paisaje
con pigmentos diversos y al azar,
acicalan de nuevo la campiña.
.
La estación, rebosante de equipaje,
se dispone de nuevo a caminar
con zapatos ligeros, por la viña.
.
Fotografía y poema. :Ramón Bonachi.

Romance alejandrino : Testimonio

 


Testimonio (A mi padre)
.

Comiste con los platos repletos de agonía
y bebiste miserias de una dura posguerra,
se te quemo la piel cantando el cara al Sol
y guardando silencio más allá de la puerta.
Quizá por ser yo joven te vi con otros ojos
y me olvide del miedo que sufrías de cerca,
tal vez por eso mismo faltaban los “te quiero”
tal vez por eso mismo andaba siempre a ciegas.
Pero a pesar de todo, crecí en un buen entorno
nunca entraron en casa las sonrisas impuestas,
tu le abriste camino al nombre y apellidos
y le diste un motivo a mis palabras huecas .
En esa cara oculta (que descubrí mas tarde)
estaban los esfuerzos de comidas y cenas,
un cariño escondido sufriendo por los suyos
y soportando heridas quizá más de la cuenta.
Que pena la impotencia de este sentir tan mío,
ahora que te entiendo me corroen las quejas ,
lamento ese vacío que puse entre tus manos
pues hoy es el vacío que mis manos sujetan.
Aunque ya sea tarde, me puede el sentimiento,
me invade en lo profundo, pasados los sesenta,
si he logrado momentos de paz y de cordura
todos llevan tu nombre corriendo por mis venas.
Repleto voy de errores desde recién nacido,
repleto de recuerdos que dan vueltas y vueltas,
todos te dan las gracias por ser vivos instantes
aunque llegue tan tarde el valor de la ausencia.
.
Fotografía y poema : Ramón Bonachí.

Soneto : Enamorado

 



Enamorado
.

Dicen que el verbo amar, no tiene ciencia,
y el amor no es factible sin su peso,
quizá peco de amor, quizá en exceso,
cuando sienten mis ojos tu presencia.
.
“Te quiero”, es la palabra, y con frecuencia,
espero otro “te quiero” de regreso
con la misma pasión que yo profeso
y lejos de que ofrezca resistencia.
.
¡Oh!, momentos de amor apasionado,
¡Oh!, momentos de vida placentera
que llegan con el beso acostumbrado.
.
Rayo de luna, Alcazar desnudado,
este mi corazón se me acelera
y me confiesa estar enamorado.
.
Fotografía y poema Ramón Bonachí.

Soneto : Bajo el cielo


Bajo el cielo
.
Revive nuestro ayer, nuestra epopeya,
de noche, con un brillo vivo y puro
que falto de lo propio, me apresuro
a verte en mi silencio , bella estrella.
.
Asoma, llega pronto cual centella,
que tengo en mí un pesar ciego y oscuro,
hurgando en la nostalgia, y me torturo,
pues luego llega el alba y me atropella.
.
¡Oh!, estrella, esa espiral de auras cruciales
es todo lo que queda bajo el cielo
de aquel que te recuerda y que te añora.
.
Alumbra mis rincones más vitales
y brilla en las entrañas de un anhelo
que dice que te extraña y que te llora.
.
Fotografía y poema Ramón Bonachí. 

Soneto: Cada Viernes Santo


Cada Viernes Santo .
.

¿Quién le pone a “mi Bien” esa corona?
¿Quién es ese lacayo inesperado
que agranda su malicia y su pecado,
con esa faz bicéfala y burlona?
.
¿Quién es ese que tanto se obsesiona
en clavarlo a una cruz desabrigado.?
¿Quién hurga con la lanza su costado
mientras el cielo acoge su persona.
.
¡Oh!, ¡dónde está la voz desconocida,
para secar de lagrimas el suelo
y no olvidar el nombre del sayón?
.
¡Oh!, ¿quién le pone clavos a la vida
para esconder así su propio celo
dentro de su enfermizo corazón?
.
Fotografía y poema : Ramón Bonachí.