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sábado, 22 de enero de 2022

Cuento : Nicolas





Nicolas

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Esta historia trata sobre Nicolás.
Nicolás, era un niño fantasioso e imaginativo , vivía en el interior de Finlandia en un inmenso bosque , dado que su padre era leñador y no tenia nadie con quién jugar, se pasaba el día haciendo elfos de madera, renos, carrozas y todo clase de muñecos.
Tenia el patio lleno de personajes y con su imaginación jugaba con ellos.
Una noche, apareció una tormenta de la nada y Nicolás al darse cuenta salió al patio a recoger todos sus muñecos, los rayos caían como cuchillos y muchos de los muñecos recibieron el impacto de los rayos, incluso Nicolás recibo uno que lo dejo inconsciente en el suelo durante un buen rato, al despertar… fue muy grande la sorpresa .
¡Caramba!, pensábamos que no despertarías,- dijo una voz,
No era ni su padre ni su madre, era un elfo de madera,
-¿Estoy vivo o muerto preguntó?-
- Yo creo que muy vivo contesto el elfo -
-Eres uno de mis elfos ,-¿cómo puedes hablar si eres de madera?-
- Por los rayos; no ha sido una tormenta cualquiera la que viste llegar, sus rayos eran mágicos y le han dado vida a todo lo que tu deseabas , incluso a ti te ha otorgado una vida eterna, cuando tengas barba blanca dejaras de sumar años.
-¿Con qué sentido?- le pregunto al elfo.
-Eres el escogido para dar esperanza a un mundo de los niños, que tal parece haberse perdido.
Buscaremos un lugar donde pasar desapercibidos en el que solo tú serás capaz de verlo, con tu imaginación, durante todo el año nos dedicaremos a producir juguetes para todos los niños del mundo y así darles ese aliciente que les hará crecer con la esperanza de un mundo mejor.
-¿Y cómo repartiremos tantos juguetes en tan poco tiempo?, pregunto Nicolás.
-No te preocupes y déjalo de nuestras manos contesto el elfo, tú búscanos el 24 diciembre pasadas las montañas de los alces, te estaremos esperando, pero recuerda que solo tu puedes vernos.-
Nicolás regresó a su aldea sin tener del todo claro lo que había ocurrido, pero por si acaso, se apunto en un papel la fecha y la dirección que le había dado el elfo.
Al día siguiente lo primero que hizo fue salir al patio para comprobar si todo había sido un sueño.
-¡No me lo puedo creer!, no hay ni un muñeco de todos los que hice ,le preguntó a su madre, -
-mamá recogiste tú todos mi muñecos-
Su madre con gesto contrariado le contestó.
-¡No!, yo no fui, pero si los perdiste te está bien empleado por descuidado.-
Fueron pasando los meses y cuando llegó diciembre Nicolás se acordó de lo que había dicho el elfo; la intriga fue tanta, que decidió decirle a sus padres que se iba de excursión unos días y así comprobar si todo lo ocurrido el año anterior era verdad.
Agarró su petate y empezó a andar camino a las montañas de los alces.
A las pocas horas llegado al lugar Nicolás no encontró más que nieve y niebla, no había absolutamente nada más.
El frio era intenso y cabizbajo decidió regresa; al darse media vuelta recordó que el elfo le dijo que solo el podría ver el pueblo si le ponía imaginación, volvió a darse la vuelta y empezó a disiparse la niebla y la nieve y apareció delante de el pueblo que tanto había imaginado.
-¡Hola Nicolás!, dijo una voz, te estábamos esperando, tenemos miles de juguetes preparados pero solo tú los puedes repartir, nosotros solo somos parte de tu imaginación y no podemos hacerlo.-
-¡Dios mío! esto es maravilloso, dijo Nicolas, tenéis de todo; cómo puedo yo repartir tantos juguetes con tan poca tiempo.
El elfo mas anciano del pueblo le dijo.
-date la vuelta y verás como.-
Nicolás al darse la vuelta encontró un carruaje tirado por renos.
-Estos renos y el carruaje los hice yo y los hacia volar por el patio-
-¡Exacto!, le dijo el elfo, y tal como imaginaste será, pero lleno de juguetes ; así los repartirás por todas las casas, por todos los pueblos y ciudades.
¡Manos a la obra que oscurece y solo tienes una noche!.-
A partir de entonces la historia es por todos conocida, Nicolas, Papa Noel, Santa Claus , como prefiráis, ya con su barba blanca y eterno como le dijera el elfo, reparte volando con su carruaje de renos toda clase de juguetes a los niños, para que la esperanza y la imaginación siga viva en ellos.
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Cuento de Ramón Bomnachi. Inspirado en una película.

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